Un ortodoxo entusiasta expresó su deseo de enseñar la Verdad del evangelio a otros y preguntó a un sacerdote qué pensaba al respecto. El sacerdote le dijo:
“Espera”.
Cada año venía este ortodoxo con la misma petición, y cada vez el sacerdote daba la misma respuesta:
- Espera.
Un día el ortodoxo preguntó:
“¿Cuándo estaré listo para enseñar a otros?”
El sacerdote respondió:
“Cuando te abandona el deseo apasionado de enseñar a los demás”.
Pequeñas Historias Ortodoxas.
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