"Los discípulos se encontraron entre el cordero y el cordero. Comieron el cordero pascual y el cordero real. Gloria a ti, Rey Mesías, que salvaste a la santa Iglesia con tu sangre. Los apóstoles se encontraron entre la figura y el cordero real. La verdad. Vieron la figura quitada y la verdad que había llegado. Bienaventurados los que tenían el fin de la figura y el principio de la verdad. El Señor comió la Pascua con sus discípulos, con el pan que partió abolió los panes sin levadura, su pan que da vida a todo, da vida a los pueblos, ocupa el lugar del pan sin levadura, que no da vida.
La Iglesia nos dio pan vivo en lugar del pan sin levadura que Egipto nos había dado. María nos dio el pan de vida en lugar del pan del cansancio que nos había dado Eva. Abel era cordero y ofreció el cordero. ¿Quién ha visto un cordero ofreciendo un cordero? El Cordero de Dios se comió el cordero. ¿Quién ha visto a un cordero comerse un cordero? El cordero de la verdad se comió el cordero pascual. La figura fue devorada por la verdad. Todas las figuras estaban en el Lugar Santísimo esperando al que las cumpliera todas.
Las figuras vieron al cordero de la verdad, abrieron las puertas del templo y fueron a su encuentro. Todas las figuras se insertaron y quedaron en él, y todos y en todas partes hablaron de él. Porque en él las figuras y los misterios se han hecho realidad; él ha puesto su sello sobre él, que lo logra todo. Cuando el lobo dejó el rebaño de doce y salió del Cenáculo, el Cordero de la Verdad se puso de pie y repartió su cuerpo entre el rebaño, que había comido el cordero pascual. Allí fue sellada la figura que pasó de generación en generación desde Egipto hasta el Aposento Alto ".
San Efrén el Sirio, Diácono, Doctor de la Iglesia, "Himno", 6 y 14.
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