El desierto, el inicio del camino.

El desierto, el inicio del camino.

Cuando el cielo se obscurece, surge de entre las sombras un brillo tenue al inicio y que sólo depende de ti el que se transforme en una luz brillante como el sol, esa luz viene de tú interior, es el fuego cálido de la oración de Jesús que se hace vida en tú vida.

Esa obscuridad que vives, es el desierto que todos debemos vivir, es el camino hacia el Calvario, es el tiempo de soledad absoluta que el Señor nos regala, para que, aprendamos a dejar nuestras miserias, es el momento en que Cristo dice al Padre: <<Eloí, Eloí, ¿lama sabachtaní?>>, es en esa infinita soledad dónde Dios nos educa y dónde sin entender con nuestra mente, se abre nuestra alma y recibe la infinita misericordia de nuestro Padre y comprendemos que sin Él nada somos, que el camino de pecado es el que nos lleva a la perdición y que sólo en el infinito Amor de Dios podemos encontrar la verdadera paz.

Es allí donde se nos revela el camino del Reino y comprendemos que solamente venciendo nuestro ego, lograremos la humildad y dejaremos todo deseo de grandeza para que sea el hacer la Voluntad de Dios nuestra única meta, abandonando todo en las Santas y Benditas Manos de Dios, entenderemos que toda grandeza entre los hombres será pobreza ante Dios.

En este viaje, del cual nunca sabremos su duración, lo que siempre estará para nosotros en los peores momentos, serán los amorosos brazos maternos de nuestra amada Panagia Theotokos, ella será el agua para nuestra sed, quién nos cobije en el frío de la noche obscura de la gélida soledad.

Sólo viviendo el desierto podemos crecer y vivir la verdadera fé.

Que el Amor de Dios les regale la experiencia del desierto y los bendiga y que nuestra amada Panagia Theotokos esté siempre presente en vuestros corazones.

+Basilio

Greek Orthodox Missionary Archdiocese of America G.O.C.