LA MUJER EN LA IGLESIA ORTODOXA
(Tomado del blog de padre Nicolás).
Las mujeres nunca han sido un problema ni un obstáculo para la Iglesia Ortodoxa.
En la Iglesia Ortodoxa hay un día dedicado a la mujer, que es el día de la mujer mirófora durante la época de Pascua.
La Iglesia Ortodoxa cubre a las mujeres con el velo porque las considera sagradas: las mujeres son las que generan la vida, las que dan a luz a los hijos de Dios.
La mujer enriquece el ministerio de su marido, el presbítero, y por eso recibe los títulos de "presbytera", "matyushka" (pequeña madre), "papadiá", "popadja", "khouria".
Las mujeres no interfieren con el sacerdocio de sus maridos cuando son elevadas al rango de diácono y sacerdote. Tampoco convierte al diácono o al presbítero en una especie de sacerdote "inferior", como algunos occidentales dan a entender.
Ella, la mujer, es apoyo, fortaleza y asistencia en el ministerio sacerdotal. El papel del presbítero es incluso un gran misterio.
Cumplen un papel, una función muy importante que no es vista por los feligreses. Es casi imperceptible.
Las comunidades parroquiales ortodoxas están muy agradecidas a sus matyushkas, que ayudan a mantener al sacerdote en pie. Dios los usa para este propósito y gracia. No sorprende que la Sagrada Tradición de la Iglesia mantuviera esta disciplina: acoger a los hombres casados al servicio sacerdotal.
Las mujeres tienen muy bien definidos su espacio, su valor y su papel en la Iglesia Ortodoxa.
A diferencia de las extrañas disciplinas occidentales, las mujeres en el Oriente cristiano siempre han sido elevadas a una alta dignidad, tal como lo fue la Santísima Theotokos. No se la trata como alguien que tiene inferioridad por ser mujer, ni se la teme por ser mujer ni se la ve como la que lleva a los hombres a caer, a pecar.
En la Iglesia ortodoxa, las mujeres encuentran la dignidad de hijas amadas de Dios.
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