En lo que respecta a los estados creados por el hombre, estos no tienen ninguna relación con la jerarquía celestial ni con jerarquía terrenal, porque la Iglesia Verdadera y Universal no se limita a cierto lugar, sino que tiene presencia en todo el mundo y sus miembros son cristianos verdaderamente fieles y devotos.
A Dios no le interesa en qué país vive el hombre, sino que sea un cristiano fiel, verdadero y practicante. Uno que hace la voluntad de Dios es más agradable para Él que mil que no creen, como dice San Juan Crisóstomo. Es cierto e innegable que no sólo a Dios, sino que también a todos los fieles les gustaría que su nación participara de la fe correcta y sus verdades. Pero eso es algo que no está en nuestras manos, porque vivimos un tiempo en el que lo único que importa es lo material, olvidándonos de lo realmente imprescindible.
SAN AMBROSIO DE ÓPTINA, Editorial Egumeniţa, 2009, pp. 133-134
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