San Gabriel Urgebadze fue un santo Ortodoxo que es reconocido por su "locura" ante los hombres.

San Gabriel Urgebadze fue un santo Ortodoxo que es reconocido por su "locura" ante los hombres. Loco de Cristo lo llamamos. Hombre de ejemplar vida espiritual y fe inquebrantable, acepto humillaciones y persecuciones por su fé, siendo tratado por las autoridades comunistas de Georgia como un loco diagnosticado. No obstante, todo lo vivió y soportó en silencio y continuó llevando a las gentes hacia Dios a su forma, la de la "locura de la Cruz" como dice san Pablo (1 Corintios 1:18-23)

Nuestra Fe, la de Cristo muerte y resucitado, la del Hijo de Dios Vivo, la del mandamiento del amor y las bienaventuranzas, las de dar al enemigo el trato del amigo y poner la otra mejilla al agresor... todo ello es locura para los "sabios de este mundo". Ante las "normalidades" del mundo, el cristiano no se doblega. Dónde ahora predomina el orgullo, el cristiano predica humildad y sobriedad; dónde el mundo proclama odio a quienes no piensan como ellos, el cristiano profesa el amor y la fraternidad; dónde quieren imponerse ideales libertinos e ideologías contrarias a Dios y a su creación perfecta, el cristiano busca la cantidad de almas y cuerpos, así como las buenas costumbres y el respeto a Dios y la obra de sus manos.

Para el mundo actual, los cristianos estamos locos, desubicados, desactualizados... Somos intolerantes, retrogradas, soñadores y creyentes de fantasías inventadas. No obstante, y ante las olas de intolerancia, persecución y menosprecio, el cristiano se levanta como esperanza en un mundo absorbido en la penumbra. 

Nos guiamos por el faro de la verdad. La Verdad y la Vida, la Luz Verdadera, El Amor encarnado: Jesúcristo, Hijo de Dios. En la tormenta, Él nos levanta y guía nuestro bote a puertos seguros, y ante las olas de la intolerancia nos aferramos a su mano para no desfallecer. 

Profesamos la locura de la cruz, aquella que rechaza la violencia y abraza el amor al prójimo, la que busca el bien entre los hermanos y las buenas costumbres. Aquellos que defendemos la vida y oramos por la concordia de los pueblos. No nos inclinamos a la "normalidad" de los pueblos. 

NOS POSTRERNAMOS ANTE LA CRUZ DE CRISTO Y A ÉL ADORAMOS.

Somos locos, mis amados. Locos de la Cruz. Y estamos orgullosos de ello.