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Παρασκευή 28 Μαρτίου 2025

Abandonarse en Jesus.


Abandonarse en Jesus.

Mientras estuvo en la tierra, el Señor vivió la vida de un hombre pobre, y no sólo vivió así, sino que también predicó esto: el que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo ( Lucas 14:33 ).

Pero os ruego, hermanos, que nadie se queje cuando nos oiga proclamar claramente la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios, ni se turbe pensando que estos mandamientos son imposibles de cumplir, sino comprenda ante todo que el reino de los cielos sufre violencia , y que precisamente los que usan la fuerza se apoderan de él ( Mt. 11:12 ), y escuche a Pedro, el principal de los apóstoles de Cristo, que dice que Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigamos sus pisadas ( 1 Ped. 2:21 ). Que, pues, considere con justicia que, si bien el discípulo permanece en verdad deudor del maestro hasta haber pagado todo, si con modestia ofrece lo que está en su poder y se humilla ante él respecto a lo que queda pendiente, entonces, a causa de su humildad, habiendo atraído hacia sí su compasión, compensará con ello lo que falta. Así pues, si alguno ve que su modo de pensar se dirige al deseo de riquezas y de muchas posesiones, entonces sepa que su modo de pensar es carnal, y sea esto motivo de despertar: porque el que está clavado en la cruz no puede tener motivos de esta clase. Es necesario, pues, que suba a la altura de la cruz, para que él mismo no caiga y se separe de Cristo crucificado en ella.

Pero ¿cómo podrá empezar a ascender a las alturas de la cruz? – Teniendo esperanza en Cristo, Proveedor y Sustentador de cada uno, renuncie a todo ingreso que venga injustamente; Y en cuanto a aquellos medios que se obtienen de manera justa, incluso si no está demasiado apegado a ellos, que los utilice noblemente, distribuyéndolos a los necesitados según su capacidad. Porque aunque el mandamiento prescribe renunciar al cuerpo y tomar la cruz, sin embargo, los que son de Dios y viven según Dios tienen una propiedad en su posesión: no se aferran demasiado a ella, la usan según la necesidad, como si fuera un colaborador, y están dispuestos, si el momento lo requiere, a rechazarla. Así pues, quien actúa de esta manera en relación a las adquisiciones y necesidades materiales, cuando no es capaz de decidir nada más, todavía vive piadosamente y agradable a Dios.

San Gregorio Palamás


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